Ella podía detectar a un seductor a un kilómetro de distancia…
¿Qué hacía Damon Hurst, un célebre chef en Grace Harbor? Cierto, intentaba salvar la antigua posada que había pertenecido a su familia desde hacía más de dos generaciones, pero ayudar a sus padres no le daba carta blanca con ella. Cady había oído los rumores: el desfile de busconas de famosos, las fiestas desenfrenadas. No pensaba ser otra muesca en su registro de conquistas.
Aquella pelirroja de ojos color caramelo no se parecía a ninguna mujer que Damon hubiera conocido. Quizá él estuviera acostumbrado a salirse con la suya, pero, en esa ocasión, ¿habría hincado el diente en algo que no podía tragar?