El hecho de que en China no surgiera nada parecido al platonismo es sintomático. La escritura china clásica no es ideográfica, como se ha creído habitualmente, pero debido a lo que A. C. Graham considera su «combinación de riqueza gráfica y pobreza fonética», no fomentaba el tipo de pensamiento abstracto que produjo la filosofía platónica. Platón fue lo que los historiadores de la filosofía llaman un realista: creía que los términos abstractos designaban entidades espirituales o intelectuales. Por el contrario, a lo largo de toda su prolongada historia, el pensamiento chino ha sido nominalista: ha entendido que hasta los términos más abstractos solo son etiquetas, nombres aplicados a la diversidad de cosas que hay en el mundo. Como consecuencia, los pensamientos chinos casi nunca han confundido las ideas con hechos.