ESTABA POR ESCRIBIR UN POEMA DE ODIO
pero me tiré un poco en la cama
no atendí el teléfono.
Pensé el asunto:
decía cosas que tenían que ser dichas
todos los versos que se me ocurrían me parecían brillantes
encajaban bien, se movían bien,
las palabras eran tiburones embadurnados con aceite en
[mi cabeza,
aparecían, una detrás de la otra, dictadas por una supernova