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Books
Juan Villoro

No soy un robot

  • Yatzel Roldánhas quotedlast month
    La sorprendente introspección que san Agustín observó en san Ambrosio perdura en los libros impresos. En cambio, a la manera de los libros de horas, el e-book pertenece a una comunidad. Dejamos un rastro que tiene testigos: mientras leemos, alguien lejano nos descifra.
  • Ángel Sotohas quoted2 months ago
    Nuestra relación con las máquinas es tan esotérica que el principal recurso para «componerlas» consiste en apagarlas y volverlas a encender, esperando que se reparen por un procedimiento interno.
  • Yatzel Roldánhas quoted3 days ago
    «Hermandad»:
    Soy hombre, duro poco y es enorme la noche.
    Pero miro hacia arriba: las estrellas escriben.
    Sin entender comprendo: también soy escritura
    y en este mismo instante alguien me deletrea.
  • Yatzel Roldánhas quoted5 days ago
    El arte otorga significado a un mundo que no lo tiene. La mejor prueba es la imaginación infantil, animada por conjeturas que no responden a un saber establecido pero permiten aclimatarse al entorno.
  • Yatzel Roldánhas quoted5 days ago
    Conocer el cielo con rigor científico, al modo de los astrónomos de Paranal, es distinto a imaginarles formas a las nubes, sabiduría falsa que, sin embargo, mejora el cielo.
  • Yatzel Roldánhas quoted5 days ago
    El hombre que había salido de Chile como Carlos y regresaba como Charles no aflojó la presión:
    –El origen del mundo según la Biblia es un cuento insostenible.
    –Y así tiene que ser –respondió el sacerdote–: los cuentos y la poesía son indemostrables; la fe depende de lo que no se ha visto; necesitamos historias y metáforas para darles sentido a los misterios insolubles.
    El científico se limitó a decir:
    –No me convence.
  • Yatzel Roldánhas quoted5 days ago
    n ocho relaciones verdaderas. En tiempos de las redes sociales y los «amigos» de Facebook sobran vínculos espectrales, pero sólo unos cuantos nos rescatan de nosotros mismos. En un rapto de frenesí gregario, el compositor Roberto Carlos elevó una alabanza a la vida colectiva: «Yo quiero tener un millón de amigos». ¿Es posible esa utopía? ¿Podemos simpatizar con nuestros congéneres al grado de quererlos de a millón? Cuando fue escrita, esa letra expresaba un anhelo irrealizable, incluso para alguien de simpatía brasileña. Hoy en día puede ser la comprobación de una pesadilla.
  • Yatzel Roldánhas quoted5 days ago
    Contó que, en sus tiempos pioneros en Atacama, su familia vivía en Alemania y él la visitaba en los lapsos de descanso obligatorio, planeados para impedir que los astrónomos despeguen para siempre de la Tierra. Quiso la casualidad que en un avión de regreso a Sudamérica su vecino de asiento fuera un científico que trabajaba en la Antártida. Tarenghi le preguntó cómo sobrellevaba la soledad entre los hielos y recibió esta lección de supervivencia: «Elige a ocho personas con las que puedas hablar a cualquier hora por teléfono y que tengan oficios distintos al tuyo. Serán tu contacto con el mundo. No necesitas más ni menos: ocho personas».
  • Yatzel Roldánhas quoted5 days ago
    Para cumplir su sueño, se mudó a un container en la arena. De día coordinaba los trabajos de los albañiles; de noche habitaba un palacio astral. Ganador del Premio Tycho Brahe, que se otorga a quienes, como el célebre precursor danés, crean artilugios para escrutar el cielo, Tarenghi sabe que para ver de otro modo hay que vivir de otro modo.
  • Yatzel Roldánhas quoted5 days ago
    El desierto de Atacama es un observatorio impar. A casi 3.000 metros de altura, las nubes son contenidas por la cordillera, el aire seco permite ver estrellas sin veladuras y los telescopios registran destellos que provienen de hace veintisiete mil años luz, por mencionar una cifra escalofriante. No captan el presente del cosmos, sino su pasado: luz fósil.
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