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—No puedo parar, es así. No dejo de darle vueltas a la cabeza todo el día. No tengo botón de pausa.

De repente, Blake se levantó de un salto y me tendió la mano. Deslicé la mirada a lo largo de su brazo hasta llegar a su cara.

—¿Qué piensas hacer?

—Voy a ayudarte a apretar el botón de pausa —

Bastaba una mirada suya para confundirme. Y cuando me tocaba, yo ardía en llamas.

Calor y dolor se extendieron por igual en mi interior.

¿Cuánto podía cambiar un ser humano en tan poco tiempo?

Observé a unas amigas que cuchicheaban inclinadas sobre una mesa y luego se echaban a reír. Qué despreocupadas… En ese momento me invadió la certeza de que lo había hecho todo mal en la vida.

Si no me hubiera ido a Los Ángeles, habría podido venir aquí con Ezra.

Si no me hubiera ido, ahora no habría tocado fondo.

en caso de que en este momento las cosas no vayan bien, el tiempo se encargará de limar asperezas.

Cuando en mis comienzos como actriz había tenido que superar un fracaso en un casting, mamá siempre me decía: «Mira siempre hacia delante, Jude, nunca hacia atrás».

Poco importaba lo que hubiese sucedido: mi corazón siempre le pertenecería.

Pero… no puedes estar haciéndome reproches toda la vida y dejarte llevar ante cada asunto por la cólera que anida en tu interior. Lo destroza todo, a ti y a lo que te rodea. Tus amistades. Lo que hay entre nosotros. Y sobre todo a ti mismo.

—Un momento —murmuré mirando alternativamente a mi hermano y a Scott.