Viktor E. Frankl. El sentido de la vida

Ahí, en su desvalimiento e impotencia, el ser humano se vuelve humano al cien por cien; desde su renuncia, desde su indefensión, desde su ser gusano, ¡se convierte en ser humano! Cuanto «más gusano» es, más humano también.

¿A quién grito, a mí, al señor Frankl, a mí mismo? ¿Este yo ha sido siempre Dios, sin que yo lo sospechara?

En mi opinión, no se puede hablar de
Dios
como un «él», sino que sólo se le puede hablar como un «

Haz lo que debes, y sabrás lo que hay en ti. Pero ¿cuál es tu deber? La
exigencia
del momento».

la medida en que el ser humano «intenta explorar los límites de sus propias posibilidades, empuja estos límites a cada paso que avanza, haciéndolos recular, como el horizonte

resultado de procesos de aprendizaje,

Si le digo a usted: «¡Ríase!», eso producirá en usted una risa artificial. Pero si le cuento un chiste, entonces sí tendrá motivos para reírse.

Amar no significa mirarse a los ojos, sino mirar juntos en una misma dirección

«Amar no significa mirarse a los ojos, sino mirar juntos en una misma dirección»

«Amar no significa mirarse a los ojos, sino mirar juntos en una misma dirección»