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Federico Navarrete

Chilango y tenochca

  • jesusfloresnethas quoted3 months ago
    apretó con todas sus
  • jesusfloresnethas quoted3 months ago
    el último instante, haciendo que su atacante se estrellara contra
  • Rocihas quoted5 months ago
    Nuestra unión es nuestra fuerza contra el miedo
  • Rocihas quoted5 months ago
    ecidió que sólo podía avanzar de frente, con decisión, al igual que los valientes guerreros mexicas cuando partían a la batalla. Con esa intención se irguió lo más posible, ensanchó los hombros y abrió el pecho para espantar el miedo mientras caminaba a paso firme.
  • Rocihas quoted5 months ago
    Desde nuestra cabeza, nuestro tonalli siempre hace preguntas, pues tiene la inquietud del Sol, que nunca se detiene. Pero las personas realmente sabias saben escuchar a su corazón y a todo su ser. Por eso, en la Casa de los Jóvenes enseñamos a nuestros cuerpos a hacerse fuertes, a nuestro pecho a enfrentar los miedos y a nuestro tonalli a guardar silencio”
  • Rocihas quoted5 months ago
    Desde nuestra cabeza, nuestro tonalli siempre hace preguntas, pues tiene la inquietud del Sol, que nunca se detiene. Pero las personas realmente sabias saben escuchar a su corazón y a todo su ser. Por eso, en la Casa de los Jóvenes enseñamos a nuestros cuerpos a hacerse fuertes, a nuestro pecho a enfrentar los miedos y a nuestro tonalli a guardar silencio”
  • Rocihas quoted5 months ago
    tonalli: la fuerza del sol y del destino que habita en tu cabeza
  • Brenhas quoted3 years ago
    Por fin llegaron a una especie de cueva al lado de la calzada, cuya puerta oscura se abría en la parte baja de una montaña inmensa, llena de agujeros cubiertos por aire sólido, como los de su nueva Casa de los Jóvenes. Al levantar la vista, Xomácatl se dio cuenta de que la calzada estaba flanqueada por esas montañas hechas por los humanos, las cuales parecían más altas que los templos de Huitzilopochtli y Tláloc en la plaza principal de México-Tenochtitlan. Escandalizado, su tonalli se preguntó si los habitantes de esa ciudad tenían tantos dioses o si estaban tan locos que erigían montañas como aquéllas sólo para ellos mismos y no para alimentar y honrar a sus guardianes y protectores.
  • Brenhas quoted3 years ago
    —¡Me encanta el metal pesado! —exclamó, sin sorprenderse ya de que su nuevo corazón supiera el nombre de esa música maravillosa.

    Sentía ganas de bailar, como hacían los jóvenes en esos festivales, pero temió que el cuerpo debilucho y torpe de Roberto no supiera seguir el compás acelerado de la música.

    —Sabía que te gustaría este lugar —respondió Luis con una gran sonrisa.

    También le encantó que en ese sitio oscuro las personas llevaran el cabello largo y se pintaran la cara y los brazos con dibujos de colores, como en México-Tenochtitlan. El más admirable de todos le p
  • Brenhas quoted3 years ago
    En el interior de la cueva retumbaba una música ruidosa que lo fascinó: gritos temibles acompañados por el golpeteo de tambores y alaridos de algún instrumento desconocido que le erizaba la piel. El ritmo era aún mejor que el de los tambores de las fiestas del Templo Mayor.
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