¿La vida de un perro vale lo mismo que la de un humano?
—Sí —responde sin titubear María Arredondo, de 27 años, fundadora de la ONG animalista Organización del cuidado y vida animal de Antofagasta, estudiante de trabajo social dedicada a rescatar y reeducar perros.
Es vegetariana desde los once, tiene un hijo, once perros y una cicatriz sobre el labio.
—No odié al perro que me mordió, sino que quise entenderlo. El animal no tiene la culpa, ataca por miedo, por hambre, no porque sea malo ni quiera causar daño.
Por eso se ha opuesto públicamente a que estas jaurías que acechan su propio territorio sean exterminadas.
—Esa jamás ha sido una solución factible. Acá hay una problemática con los animales que nunca fue causada por ellos. El problema se da por la irresponsabilidad de las personas y es ese tenedor irresponsable el que tiene que sufrir las consecuencias. No solucionamos nada con, como dicen, eutanasiar animales, porque aun así van a continuar teniendo mascotas