La ley del espejo

Somos capaces de solucionar todos los problemas que afrontamos, ya que tenemos los recursos suficientes para solucionar todas y cada una de las dificultades que encontramos durante nuestra vida. Estos conflictos se nos presentan porque son claves para la construcción de una vida feliz.

Todos los problemas que encontramos en nuestra vida tienen el propósito de ayudarnos a ser conscientes de alguna realidad importante.

Lo más importante es que nosotros, interiormente, hayamos completado la etapa de perdón y nos hayamos librado de nuestra obsesión por la otra persona.

Nadie nos obliga a confesar nuestros sentimientos, si nos preocupa la respuesta que vayamos a recibir.

El hecho de que no acepten nuestras palabras solo demuestra que su dolor también es grande y que esa persona es frágil.

Pedir perdón o expresar gratitud debe ser un objetivo por sí mismo y no algo que uno hace con la esperanza de provocar una reacción en el otro. Nos acepten o no las gracias, habremos conseguido transmitir lo que queríamos y eso debería ser suficiente.

Entendamos que las heridas que nos ha causado esa persona son demasiado profundas y perdonémonos por no poder perdonarla.

• La otra persona merece recibir un castigo por su comportamiento.

Cuando hayamos completado todas las fases, haremos una pausa y nos agradeceremos por haber sido valientes para escoger el perdón.

Escogiéndolo, dejamos de ser víctimas y volvemos a asumir la responsabilidad sobre nuestra vida.