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Emilia Pardo Bazán

La cita

  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    El amor —sostiene Luis— debe ser algo grato, regocijado y ameno; si causa penas, inquietudes y sofocos, hay que renegar de él y hacerse fraile
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Adoro a las mujeres…, pero soy muy justo y las adoro a todas por igual, sin creer en la divinidad de ninguna
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    No se sabe qué hechizo existía en aquel muchacho, ni muy guapo ni muy feo, de cara redonda y fino bigote castaño, de ojos alegres y frente muy blanca, en la cual el pelo señalaba cinco atrevidas puntas
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Te prohíbo —me dijo severamente— que dudes de mi cordura… Solo que, entérate: eso de la pasión y demás zarandajas tiene, entre otros encantos, el de que lo mismo puede dañar el padecerlo como el hacerlo sentir… Igual fastidia querer o ser querido… ¿Te has enterado? Y mutis
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    He metido la mano en un cesto de flores y había en él la viborilla del amor. ¡Condenado! El caso es que la señora…; bueno, tú ya no ignoras cómo se llama
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    En primer término, Luis propuso el remedio de la cobardía: la fuga. Un viaje a París…, a Buenos Aires…, al Polo Norte…
    Yo aconsejé el de la semicobardía: el aplazamiento
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Era la sed de inmortalidad que a veces acomete a los seres más predestinados al olvido, los cuales buscan la supervivencia en un afecto, en un corazón, y, a falta de esto, en unas piedras amontonadas
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Esto de las ambiciones humanas tiene mucho que observar. Cada quisque pone la mira en algo que quizá al vecino le sería indiferente. Hay ambiciones generales; hay otras individuales, extrañas y de difícil justificación, si no supiésemos que todas son igualmente vanas
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Pues con todo esto, Probo Gutiérrez anhelaba ocupar en el cementerio más feo del mundo un lugar de preferencia. Es de advertir que don Probo, no sé si por costumbre, por penitencia o por entretenimiento, era obligado acompañante de los cortejos fúnebres
  • Dianela Villicaña Denahas quoted2 years ago
    Con la intención había sido fratricida, y temblaba al imaginar que sus hijos, a quienes amaba tiernamente, llegasen a detestarse por un puñado de oro
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