Cada historia ilumina un sendero dentro de lo que no sabemos al tiempo que amplía los márgenes de los que nos queda por saber. Cuantas más historias se saben, más historias quedan por escuchar y por contar. Cuantas más ideas se han pensado, más profundo es el no saber que las acoge. Cuanta más parcialidad, más libertad. Aprender a pensar es aprender a relacionarnos con lo que no sabemos. Aprender a escuchar y a contar historias, también.