fracaso es esencial para lo que somos como seres humanos. Nuestra forma de relacionarnos con él nos define, mientras que el éxito es complementario y fugaz, y no revela gran cosa. Podemos vivir sin el éxito, pero viviríamos inútilmente si no aceptáramos nuestra imperfección, nuestra precariedad y nuestra mortalidad, que son manifestaciones del fracaso.