Apiádense del lector

Encuentra un tema que te importe y que en tu corazón sientas que debería importarle también a los demás [énfasis añadido]. Esta preocupación genuina —y no cómo juegues con el lenguaje— será el elemento más convincente y seductor de tu estilo.

“Encuentra un tema que te importe”.

Slazinger asegura haber aprendido de la historia que la mayoría de las personas no son capaces de abrir sus mentes a nuevas ideas, a menos que contraten a un equipo abre-mentes, que consista de miembros muy peculiares, para que los ayuden. De otra manera, la vida seguirá igual que antes, sin importar cuán dolorosa,

Los escritores son células especializadas en el organismo social. Son células evolutivas. La humanidad está tratando de volverse otra cosa; está experimentando con nuevas ideas todo el tiempo. Y los escritores son una manera de introducir nuevas ideas en la sociedad, y también una manera de responder simbólicamente a la vida [...]. Somos expresiones de la sociedad entera [...]. Y cuando la sociedad está en peligro, lo más probable es que hagamos sonar la alarma. Mi teoría es que el arte es el canario en la mina de carbón.143

Los escritores tienen suerte al menos en un sentido: pueden tratar sus enfermedades mentales a diario.

Déjame ponerlo de otra manera: Dan Gregory era un taxidermista. Disecaba y engastaba y esmaltaba momentos supuestamente grandiosos y los volvía a prueba de polillas...

Déjame ponerlo incluso de otra manera: la vida, por definición, nunca está quieta. ¿Hacia dónde va?

El menos leído entre todos nosotros, el más aparentemente incompatible con la escritura, agarrará un lápiz y un papel bajo presión o para registrar sucesos importantes o para darle sentido a un período desconcertante de su vida.

—El artista dice: “No hay mucho que pueda hacer respecto del caos que me rodea, pero al menos puedo reducir a un orden perfecto este cuadrado del lienzo, este pedazo de papel, este trozo de piedra”.

Está documentado que zambullirse en el trauma puede resultar contraproducente

Todo el mundo quiere absolutos. Incluso Kurt Vonnegut, que los aborrecía. Quiere que sus personajes sean libres, y quiere librarse de ellos, y quiere que este sea su último “libro terapéutico”. Pero nada de eso termina siendo cierto. Sus personajes regresan,