Silencio

Esa mujer estaba hermanada con las piedras, siempre cercana al suelo, siempre cayendo, siempre cantando un silencio que solo su sangre comunicaba, pero nosotras escuchamos, sí, leemos en el pulso del mundo, dicen las piedras, cantamos aquí para esta mujer aunque nadie, como a ella, nos escucha

De norte a sur algún ser vivo busca dónde ocultarse.

Cuántos de mis amigos han muerto, cuántos tienen hambre. A cuántos les he arrojado un puño de tierra a los ojos para que no miren, para que no me miren, para no verlos.

yo qué soy si siempre estuve construida a partir de mis heridas.

todo lo que me acontece.

muerte ya no daba miedo, porque si la muerte daba miedo qué podíamos pensar entonces de nuestras vidas, siempre tan cortas.

Siempre hay alguien a quién regalarle la muerte

De mi lengua el mar se desborda cada que hablo.

Mi sangre no se vertió, nació vertida, tenía el impulso del incendio

les enseñaré que todo lo que sangra puede también cantar.