Me hubiera parecido raro salir de un sanatorio y entrar en una batalla. El cuento “El Sur” lo hice de algún modo como simétrico. Por ejemplo, mi abuela era inglesa. Yo hice que Dahlmann tuviera una abuela alemana. Luego, mi familia tenía estancias cerca de San Nicolás, en el norte de la provincia de Buenos Aires, y yo hice que este hombre fuera del sur. Luego, a los dos nos gusta Las mil y una noches y está insinuado muchas veces que se trata de un sueño. Ahora, quienes quieran leerlo como un cuento realista pueden hacerlo. Quienes lo relean creo que van a darse cuenta de que él no se salva, que no vuelve al sur y que muere bajo la anestesia, el último sueño que tiene. Yo creo que está insinuado… Yo no sé, la gente es tan torpe. Una persona me dijo que ese cuento estaba mal hecho porque no se sabe, me dijo, si el gaucho lo mata a Dahlmann o si Dahlmann mata al gaucho. Bueno, yo le contesté que por ahí digo que ni siquiera sabía cómo se agarraba el cuchillo. Además, que si él lo mata al gaucho no hay cuento. Esta muerte tiene un sentido simbólico. Dahlmann tiene un gran cariño por el sur y al mismo tiempo el sur lo mata. Creo que muchas veces, fuera de un balazo o un secuestro, las únicas personas que pueden hacerle mal a uno son las personas que uno quiere. Porque si a usted lo ofende un desconocido, realmente no lo toca. En cambio, si una persona que usted quiere lo rechaza o lo ofende, entonces sí usted se siente íntimamente tocado.