Douglas realizó la labor de investigación de los ritos funerarios en Murélaga que sustenta la presente obra, ya un verdadero clásico, guiado por su convencimiento de que «en la sociedad vasca, las respuestas individuales y colectivas a la crisis causada por una muerte ocurrida en la comunidad son tan complejas y ocupan una posición tan destacada en la visión que del mundo tienen los actores, que nos autorizan a diferenciar en el sistema de valores el tema de la muerte», tema que se convierte en «un vehículo adecuado para estudiar la estructura social de la comunidad».