Hola, glaciar. Te vi todo el tiempo mientras crecía, no sé si me viste crecer o si sabes algo de mí pero igual te amo. No quiero que te mueras. Dame tiempo. Ya sé que todo se muere, pero no quiero que te mueras todavía. Quiero mirarte otra vez de lejos como una pintura en un pedazo de cartón entre los cerros y poder decir, de verdad, todo está bien.