Al final del periférico

Ya sé que las piedras no piensan, pero también hablo de la puta gente. ¿Me entiendes? Si la piedra no llega a su destino es que no era su voluntad. El alma de la piedra es su movimiento, ser arrojada, lanzada a la cabeza de un cabrón, o a donde sea”

Y también existen vacas lesbianas? —preguntó Garrido. Su afán por el conocimiento excedía todo límite.

—No mames, güey, ¿existen piojos putos? ¿Qué clase de pendejadas preguntas? Ya ni la chingas. La ciencia no es para ti…

Los pobres, en cambio, desaparecen solamente cuando se mueren o enferman de hambre; su lema es: “Nacemos desaparecidos”. Tales descripciones y relatos los profería mi madre, quien no desperdiciaba oportunidad para hacer la crítica de los vecinos supuestamente ricos (qué idea tan ingenua o cándida teníamos en mi casa de lo que significaba la riqueza)

¿Por qué se venera una escuela? ¿Por qué puta madre se venera a una escuela? ¿A un edificio? Si no es más que un membrete que se le ocurrió a un grupo de degenerados para bautizar sus alucinaciones y visiones, las cuales luego otros asumieron como suyas. ¿La escuela? Muros, patios, excusados, ideas muertas y obligaciones… sobre todo y esencialmente obligaciones.

Tequesquitengo, lugar de recreo preferido por las clases sociales prósperas del Distrito Federal. Tequesquitengo, Cocoyoc, Cuernavaca: allá iba a solazarse la clase media y alta del Distrito Federal.

Yo provenía de otro barrio; era un católico humilde, emotivo, no un calvinista asesino, pendejo y sobrio

Más cabrón que bonito”. Más cerdo que cigüeña; más jabalí que mariposa

Los recuerdos no suelen tener cola ni cabeza; son alucinaciones que provocan sentimientos y euforias repentinas. Vienen después de que la melancolía se halla cómodamente instalada. La melancolía no necesita remembranza pues se nutre de sí misma y de su estar cómodamente instalada

Los recuerdos de aquella época se aferran en algún vericueto de mi cabeza, de mi espina vertebral o mis rodillas. Toman por asalto un cartílago, los recuerdos, o un puñado de neuronas y se transforman en enfermedad permanente

¿por qué carajos y putas madres nos habíamos marchado de la colonia Portales para vivir tan lejos? Desterrados. En el fin del periférico. Los niños y los adolescentes anhelan estar en el centro de cualquier espacio, en el núcleo de las ciudades, no quieren vivir en los suburbios ni en las extremidades: quieren retozar en el ombligo, no al final del periférico. ¿Acaso no es esto más que obvio?