Obsesión

Mis párpados pesan pero, finalmente, se abren, brindándome la belleza de su rostro. Su suave mano dibuja el contorno de mis mejillas y mis labios se entreabren reclamando el aire que mi vahído ha robado a mis pulmones.

Apenas sé dónde estoy, unas paredes, de un amaranto brillante, cincelan el cuerpo y el rostro del hombre que acaba de despertar en mí los recuerdos más oscuros.

—Recuerdo como si fuera ayer cuando nos vimos por primera vez, tu olor, tu mirada, cómo me estremecí cuando agarraste mi cintura para que no cayera al suelo al tropezarnos en el colegio, tus labios, tus manos…—a medida que hablo, más y más imágenes se agolpan en mi cabeza, hurgando en el paraje desierto de mis recuerdos, perturbando en mí quien yo fui.

fundimos en un abrazo y en un beso tan intenso y apasionado que siento en mi alma el dolor de un rayo que atraviesa la tierra. Su sabor y olor me traspasan. Soy consciente de mi vulnerabilidad.

—Te quiero Laura, te amo, eres mi vida, mi única vida… no quiero volver a separarme de ti, no lo soportaría — Angelo me abraza acompañando su voz con caricias teñidas de anhelo.

te veía llegar con los niños al colegio, buscaba el momento, deseaba tanto acariciarte, abrazarte, besarte… ¡tenía tanto miedo de que me hubieras olvidado para siempre!

—No puede ser—consigo farfullar resignada porque es tan dura la verdad que parece ilusoria.

—Te he echado tanto de menos, pensé que te perdía.

Sus ojos, de una profundidad abismal, me observan como un búho agarrado a una rama mientras el calor de su mano acaricia mi rostro.