A través de La distancia del tiempo, Ale Pastore nos conduce por su evolución poética, aquella que encuentra su origen en la calidez de la infancia, abrigada por el amor familiar y las referencias emotivas que toman forma en el poemario con el que inicia esta obra, «La mujer del árbol». Asistimos, quizás, a la versión primigenia de la autora, de mirada pura y febril, pero a la vez amplia y universal.
El segundo grupo de poemas, “Sin prisa, sin pausa”, nos presenta a una autora de voz potente, que transita por los terrenos de la prosa con libertad y eficacia, a la vez que cimenta el terreno para lo que continúa. “Antes de morir por costumbre” es un elogio al verso breve, al discurso austero, pero intenso, poemas que se afianzan entre sí para dar forma una pieza total que nos acerca a la voz más íntima de Ale Pastore.
Pero no es hasta “La claridad de tus formas”, poemario de cierre, que la autora se muestra descomunal, emotiva y sensible a un nivel superlativo. Vemos en estos poemas una madurez de la que el lector bien puede sentirse partícipe gracias al tránsito poético al cual fue sumergido. Punto final épico para este compendio notable en el que Pastore reúne lo más significativo de su creación.