Resnick propone que el proceso de diseño tiene que ser un camino en espiral, con estos componentes claves: imaginar, crear, jugar, compartir y reflexionar. Es un camino que se va repitiendo muchas veces, en el que los niños imaginan lo que quieren hacer, crean un proyecto basado en sus ideas, juegan con sus creaciones, comparten ideas y creaciones con otros y reflexionan sobre sus experiencias (todo lo cual los lleva a imaginarse nuevas ideas y proyectos). Así, aprenden a desarrollar esas ideas, a probarlas, testear sus límites, experimentar con alternativas, intercambiar ideas y perspectivas con otros, recibir sugerencias, y generar ideas nuevas basadas en la experiencia.