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Mariano Azuela

Los de abajo

  • Talia Garzahas quoted3 hours ago
    Ésta es nuestra deuda profunda con Mariano Azuela. Gracias a él se han podido escribir novelas modernas en México porque él impidió que la historia revolucionaria, a pesar de sus enormes esfuerzos en ese sentido, se nos impusiera totalmente como celebración épica. El hogar que abandonamos fue destruido y nos falta construir uno nuevo. No es cierto que esté terminado, dice desde entonces, desde 1916, Azuela; es posible que estos ladrillos sean distintos de aquéllos, pero no lo es este látigo del otro. No nos engañemos, nos dice Azuela el novelista, aun al precio de la amargura. Es preferible estar triste que estar tonto.
  • Talia Garzahas quoted3 hours ago
    La historia revolucionaria despoja a la épica de su sostén mítico: Los de abajo es un viaje del origen al origen, pero sin mito. Y la novela, en seguida, despoja a la historia revolucionaria de su sostén épico.
  • Talia Garzahas quoted3 hours ago
    Pero Ítaca es una ruina: la historia la mató también:
  • Talia Garzahas quoted3 hours ago
    Azuela conoce perfectamente los linderos de su experiencia literaria e histórica y su advertencia es sólo ésta: el orden épico de esta revolución, la mexicana, puede traducirse en una reproducción del despotismo anterior porque —y ésta es la riqueza verdadera de su obra de novelista— las matrices políticas, familiares, sexuales, intelectuales y morales del antiguo orden, el orden colonial y patrimonialista, no han sido transformadas en profundidad. El temblor de la escritura de Azuela es el de una premonición fantasmal: Demetrio Macías, ¿por qué no?, puede ser sólo una etapa más de ese destino enemigo, como lo llama Hegel, y que en su concreción histórica Max Weber llama patrimonialismo: el microcosmos para reemplazar a don Mónico ya está allí;
  • Talia Garzahas quoted3 hours ago
    En consecuencia, lo que parecería a primera vista resignación o repetición en Azuela es crítica, crítica del espectro histórico que se diseña sobre el conjunto de sus personajes. St. Just, en medio de otro huracán revolucionario, se preguntaba —como Mao y su señora— cómo arrancar el poder a la ley de la inercia que constantemente lo conduce al aislamiento, a la represión y a la crueldad:
    Todas las artes —dijo el joven revolucionario francés— han producido maravillas. El arte de gobernar sólo ha producido monstruos.
  • Talia Garzahas quoted3 hours ago
    Azuela rehúsa una épica que se conforme con reflejar, mucho menos con justificar: es un novelista tratando un material épico para vulnerarlo, dañarlo, afectarlo con el acto que rompe la unidad simple. En cierto modo, Azuela cumple así con el ciclo abierto por Bernal Díaz, levanta la piedra de la conquista y nos pide mirar a los seres aplastados por las pirámides y las iglesias, la mita y la hacienda, el cacicazgo local y la dictadura nacional. La piedra es esa piedra que ya no se para; la revolución huracanada y volcánica
  • Talia Garzahas quoted3 hours ago
    Épica manchada por una historia que está siendo actuada ante nuestros ojos —aunque Azuela la da por sabida— no sólo en el sentido de que los hechos son conocidos por el público, sino en el sentido de que lo sabido es repetitivo y es fatal.
  • Talia Garzahas quoted3 hours ago
    . Bernal es la fuente secreta de la novela hispanoamericana: su libro recuerda, recrea, ama y lamenta, pero se ofrece como “crónica verdadera”.
  • Talia Garzahas quoted3 hours ago
    Pero por su carácter mismo de viaje, de peregrinación, la épica es la forma literaria del tránsito, el puente entre el mito y la tragedia. Nada existe aisladamente en las concepciones originales del universo, y Hegel, en la Fenomenología del espíritu, ve en la épica un acto que es violación de la tierra pacífica —vale decir, de la paz de los sepulcros—: la épica convierte a la tumba en trinchera, la vivifica con la sangre de los vivos y al hacerlo convoca el espíritu de los muertos, que sienten sed de la vida, y que la reciben con autoconciencia de la épica transmutada en tragedia, conciencia de sí, de la falibilidad y el error propios que han vulnerado los valores colectivos de la polis. Para restaurar esos valores, el héroe trágico regresa al hogar, a la tierra de los muertos, y cierra el círculo en el reencuentro con el mito del origen: Ulises en Ítaca y Orestes en Argos.
  • Talia Garzahas quoted3 hours ago
    a. El mito —nadie, entre nosotros, sabrá esto mejor que Juan Rulfo— permanece junto a las tumbas, en la tierra de los muertos
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