La dama boba

Porque él ha causado

que esta no se haya casado

y que yo te enoje a ti.

OTAVIO:

Pues, ¡eso es muy fácil cosa!

NISE:

Pues tu casa en paz tendrás.

Todos me piden sus almas:

almario debo de ser.

Toda soy hurtos y robos.

Montes hay donde no hay gente:

yo me iré a meter serpiente.

NISE:

Que ya no es tiempo de bobos.

¡Dame el alm

Allá mis sentidos tienes:

escoge de lo sutil,

presumiendo que en abril

por amenos prados vienes.

Corta las diversas flores,

porque en mi imaginación,

tales los deseos son.

Inocente te quería,

porque una mujer cordero

es tusón de su marido,

que puede traerla al pecho.

Todas sabéis lo que basta

para casada, a lo menos;

no hay mujer necia en el mundo,

porque el no hablar no es defeto.

Qué es esto que me enajena

de mi propia libertad?

No me hallo sin Laurencio.

Mi padre es este; silencio.

Callad, lengua; ojos, hablad.

¿No sabes que es prenda mía

LAURENCIO?

FINEA:

¿Quién te empeñó

a Laurencio?

NISE:

Amor.

FINEA:

¿A fe?

Pues yo le desempeñé,

Solo vuestro marido ha de ser digno

de esos abrazos.

enfermé de mis tristezas,

y, de no verte ni hablarte,

sangráronme muchas veces.

¡Bien me alegraste la sangre!

Por regalos tuyos tuve

mudanzas, traiciones, fraudes;

pero, pues tan duros fueron,

di que me diste diamantes.

Laurencio, si le enseñaste,

¿por qué te afrentas de aquello

en que de ciego no caes

Amores pienso que son,

fundados en el dinero.

NISE:

Nunca fundó su valor

sobre dineros amor,

que busca el alma primero.