miento cuando finjo querer recobrar lo que suce dió. Lo que quiero es cambiarlo.
Habrá quien diga, desde una inteligencia autosuficiente: «Recordar ya es cambiar, el recuerdo siempre tiene algo de invención». Pero no. Yo sé que la cosa va más allá. No se trata solo de que invente, sin darme cuenta, al recordar. Invento porque quiero, porque lo necesito. El deseo de relatar esconde en mí otro deseo: el de sustituir lo real por lo narrado, el de modificar y suplantar lo que sucedió. Se trata de narrar la realidad. Si se tratase de ficción, la ficción no haría falta.