La abrió con cuidado y fue saltándose párrafos hasta que leyó: Por meses he sentido, por debajo de las costillas, en las profundidades del corazón, allí donde todo comienza y termina, algo que la grandiosa Emily Dickinson describió tiempo atrás como un dolor imperial. «Es increíble que en un lugar tan pequeño se aloje algo que tiene el peso del universo», pienso cada vez que me cuesta respirar.
Entonces entiendo que tengo que darle una forma, pero es imposible convertirlo en arcilla. ¿En tinta, tal vez, y colocarlo por encima de la piel? Eso hice y ahora lo siento latir fuera…