último extremo de la perfección en las relaciones que ligan a los humanos reside en la amistad; por lo general, todas las simpatías que el amor, el interés y la necesidad privada o pública forjan y sostienen son tanto menos generosas, tanto menos amistades, cuanto que se unen a ellas otros fines distintos a los de la amistad, considerada en sí misma. Ni las cuatro especies de relación que establecieron los antiguos —y que llamaron natural, social, hospitalaria y amorosa— tienen analogía o parentesco con la amistad.