El primer caso certero de monoteísmo exitoso fue el de la religión de Yahveh, el dios nacional de los reinos de Israel y Judá, tal como fue instituido por el rey Josías de Judá, hacia finales del siglo VII a. e. c. Desde entonces, los judíos creyentes han considerado a Yahveh como al único dios, aunque empezó su carrera como uno entre varios. Las escrituras hebreas lo dejan claro. El primero de los mandamientos que Yahveh dio a Moisés fue: «No tendrás otros dioses fuera de mí».68 Esto presupone la existencia de otros dioses.