El gran libro de los ángeles

El príncipe de los ángeles rebeldes es Lucifer, «el portador de la luz», «el hijo de la mañana», que también recibe el nombre de Satanás.

La existencia de ángeles y demonios se encuentra en conexión con el problema más dramático no sólo del hombre, sino también del universo entero: el bien y el mal.

Desde un cierto punto de vista, los ángeles y los demonios son la misma cosa, en el sentido de que poseen la misma naturaleza, los mismos orígenes y las mismas prerrogativas; la diferencia fundamental reside en el hecho de que los primeros están encaminados hacia el bien y la obediencia en su relación con la voluntad divina, mientras que los segundos han escogido el camino de la rebelión y del mal.

Todos tenemos necesidad de compañía: compañía del cielo y de la tierra.

Los ángeles son los representantes de Dios, seres que tienden hacia las alturas y que no nos conducen nunca al egoísmo, al pecado o al materialismo, sino que nos guían hacia el principio divino de cada bien, allí donde se reúne cada individualidad real, a imagen y semejanza de Dios. Sólo es necesario prestar una sincera atención a estas guías espirituales y las hallaremos, nos encontraremos con los ángeles sin ni siquiera saberlo».

Los ángeles son espíritus, pero no es el hecho de ser espíritus lo que les hace ser ángeles. Se convierten en ángeles cuando se les encomienda una misión. El nombre de ángel, de hecho, se refiere a su función y no a su naturaleza. Si preguntáis por el nombre de esta naturaleza os contestaré que es espíritu; si preguntáis por su función os contestaré que es la de ser ángel, que tiene el significado de mensajero».

Es imposible, por tanto, rendirles culto, ya que no les corresponde, y si así fuera, se habría degenerado en una especie de politeísmo.

los daimones (divididos entre buenos y malos): se trata de almas divinizadas de nuestros antepasados, que ejercen de mediadores entre los dioses y los hombres, que protegen a estos últimos y además tienen la función de directores de los elementos de la naturaleza. Sobre estos seres intermediarios no sólo se habla en la religión y en la mitología, sino también en la filosofía.

zoroastrismo, cuenta con figuras que presentan muchas afinidades con los ángeles.
El dios supremo Ahura-Mazda (el «Sabio Señor») generó seis entidades (Amesha Spenta, los «Benéficos Inmortales»), que siempre están cerca de él, que participaron en la creación del mundo y que a menudo intervienen en sus acontecimientos.
El zoroastrismo, en particular, cree en la existencia de un ser con funciones análogas a las del ángel de la guarda, la Fravashi, que se configura como una especie de «doble» trascendente del individuo y que lleva a cabo funciones protectoras.

se realiza un acercamiento estrictamente «arqueológico», es inevitable darse cuenta de que todas las pistas que conducen a los orígenes de los ángeles convergen en la civilización sumeria, más de tres milenios antes de nuestra era.