Jaulas de seda

A todas las mujeres. No importa lo inmensa que sea la jaula en la que nos han metido.
Juntas vamos a derribar todos sus barrotes.
Juntas podemos ser más libres de lo que hemos sido jamás

Si estamos juntas, no habrá jaula lo bastante grande para contenernos a todas.

Marabilia había empezado a cambiar.

En ocasiones, las mejores historias nacen de la necesidad de rebelarse contra el mundo. Del deseo de salirse de los límites marcados por otros. De un sentimiento de resistirse a lo que se supone que debemos hacer o ser o, más bien, a lo que otros deciden que debemos hacer o ser.

Pero supongo que está en paz. Que todo está bien. Que seguirá protegiéndome desde algún otro lugar. No me deja sola, sino que me exige que ahora las ilusiones las haga yo y me lo imagine siempre que pueda a mi alrededor.

Supongo que mi amigo ya está ahí arriba, surcando los cielos, pero ya que su cuerpo se ha quedado aquí, entre nosotros, nos encargaremos de que esa parte de él los sobrevuele de otra manera.

Cuando sonreímos, confiados, somos conscientes de que los dos hemos plantado cara a quienes han estado toda la vida encerrándonos.

¿Cómo es dormir sin sueños? ¿Cómo es vivir en el más absoluto de los silencios, en la más negra de las oscuridades? ¿Os cuentan las estrellas los secretos del mundo? ¿Os susurra la luna los cuentos que conoce mejor que nadie? ¿Os habéis convertido en luz, en mota de polvo, en canto de arroyo? ¿Habitáis ahora acaso el cuerpo de un ave o sois un soplo de brisa? ¿Os hundís en las profundidades del mar, os escondéis entre las raíces más profundas o vuela vuestro espíritu alto, libre, desatado?

Pero estoy aterrada y las sombras vienen a por mí, y no hay forma de que pueda ya ser salvada. No puedo seguir dependiendo de otros para que me despierten de esta pesadilla.

¿No es Marabilia un lugar maravilloso en el que transcurren historias maravillosas? O quizá debería decir marabiliosas.