Hugh Kenner, uno de los más reputados especialistas en la obra de Joyce, decía que el objetivo de la lectura de un libro no era la reconstrucción de su esquema, de la misma manera que la degustación de un guiso no tenía por objetivo descubrir la receta. No obstante, añadía, muchos son los comensales a los que agrada identificar los ingredientes de lo que comen, y algunos, también sin perjuicio de saborearlo, se interesan además por la receta.