Hernán Díaz

Fortuna

  • sebalidijoverhas quoted2 years ago
    el dinero es una ficción; bienes de consumo en forma de pura fantasía, ¿entiendes? Y eso es doblemente cierto en el caso del capital financiero. Las acciones, los valores, los bonos. ¿Crees que alguna de las cosas que compran y venden esos bandidos del otro lado del río representan algún valor real y concreto? No, para nada. Las acciones, los valores bursátiles y toda esa porquería no son más que promesas de un valor futuro. Así pues, si el dinero es una ficción, el capital financiero es la ficción de una ficción.
  • Rafael Ramoshas quoted12 hours ago
    Mi padre odiaba con todas sus fuerzas a Giovannitti, pese al buen corazón y las todavía mejores intenciones del poeta. Y es que la peor literatura, decía mi padre, se escribe siempre con las mejores intenciones. Y así es como aprendí también yo a odiar aquellos poemas.
  • Rafael Ramoshas quoted12 hours ago
    Mi primer libro, una recopilación de cuentos, se publicó cuando yo tenía nueve años. Uno de los relatos trataba de una conspiración de peces y de sus planes fallidos para deponer a la humanidad y conquistar la tierra firme. La infeliz heroína de otra de las historias era una niña que se moría por partes, una extremidad por vez, hasta quedar reducida a un ojo.
  • Rafael Ramoshas quoted12 hours ago
    En un gesto codicioso y cómico, el edificio reclamaba para sí la historia entera, no solo el pasado sino también el mundo por venir.
  • Rafael Ramoshas quoted2 days ago
    Después de contemplar un rato la fachada, me doy cuenta de que no es el edificio lo que estoy mirando, sino mis recuerdos, que lo cubren como papel de calco.
  • Rafael Ramoshas quoted2 days ago
    Toda vida se organiza en torno a un pequeño número de acontecimientos que nos impulsan o nos frenan en seco. Pasamos los años que median entre esos episodios beneficiándonos de sus consecuencias o padeciéndolas, hasta que llega el siguiente momento decisivo. El valor de un hombre lo establece el número de esas circunstancias definitorias que es capaz de crear para sí mismo. No siempre necesita tener éxito, porque puede haber gran honor en la derrota. Pero ha de ser el actor principal de las escenas definitorias de su existencia, así de las épicas como de las trágicas.
  • Rafael Ramoshas quoted2 days ago
    Era demasiado frágil y buena para este mundo, y se nos apagó demasiado pronto. Las palabras no bastan para expresar lo mucho que la echo de menos. El mayor don que he recibido fueron los años que pasé a su lado. Me salvó. No hay otra forma de decirlo. Me salvó con su amor a la belleza y su amabilidad. Me salvó creando un hogar para mí.
  • Rafael Ramoshas quoted2 days ago
    Había dejado intactas todas las habitaciones. No como en un museo. No como si estuviera esperando, desquiciado por el dolor, a que sucediera algo milagroso en ellas. De hecho, casi nunca se aventuraba fuera de su cuarto y su oficina. Las habitaciones habían sido preservadas simplemente porque, sin ellas, el universo sería un lugar más pobre. En su estado actual, contenía las habitaciones de Helen.
  • Rafael Ramoshas quoted2 days ago
    Con el paso del tiempo, Benjamin tuvo que admitir un hecho aterrador: la muerte de Helen no había alterado su vida. No había cambiado nada sustancia: la diferencia solo era de grado. Su luto simplemente era una expresión radical de su matrimonio: ambos eran el resultado de una combinación perversa de amor y distancia. En vida de Helen, Benjamin había sido incapaz de salvar el abismo que los separaba. Aquel fracaso nunca se había convertido en resentimiento, ni tampoco le había impedido buscar nuevos puentes. Ahora, en cambio, por mucho que su amor siguiera siendo el mismo, aquella distancia se había vuelto absoluta.
  • Rafael Ramoshas quoted2 days ago
    Una afición particularmente encantadora que tenía consistía en reproducir hasta el último detalle los arreglos florales de algunas de nuestras pinturas. El jarrón del fondo de un Ingres, los jardines de Fragonard, con sus distintos ramilletes, las coloridas guirnaldas y ramos de un Van Thielen, las cascadas florecientes de Boucher... Mildred les dio vida de forma literal. Era tanta su pasión que hasta compré unos cuantos cuadros de De Heem, Ruysch, Van Aelst y otros artistas holandeses especializados en flores solo para consentirle a Mildred su encantador pasatiempo.
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