A Sam T. Kane le encantaban las mujeres, pero no deseaba convertirse en una de ellas. Desgraciadamente, su misión consistía en infiltrarse en aquella empresa de lencería y robar su último y revolucionario diseño. Así que, muy a su pesar, Sam acabó con una peluca, unas medias… y totalmente enamorado de Lauren McBride, su nueva jefa. ¿Cómo podría convencerla de que era el hombre de su vida cuando ella creía que él no era más que "una de sus chicas"?