—Además —dijo Percy—, visitaste a Bob…
Le relató a Nico su viaje por el Tártaro. Suponía que si alguien podía entenderlo era Nico.
—Convenciste a Bob de que yo era de fiar, aunque nunca lo visité. Nunca volví a pensar en él. Probablemente nos salvaste la vida siendo amable con él.
—Sí, bueno, no pensar en la gente… —dijo Nico— puede ser peligroso.
—Solo intento darte las gracias, colega.
Nico se rió sin gracia.
—Yo solo intento decirte que no hace falta. Y ahora, si eres tan amable de dejarme sitio, tengo que acabar esto.
—Sí, vale.