Un criminal típico, por ejemplo, no se especializará en un tipo de actividad ilegal, sino que cometerá una variedad de crímenes y, él o ella, serán propensos a fumar cigarrillos, gastar impulsivamente, se verán envueltos en embarazos no deseados, fallarán en su matrimonio, abusarán del alcohol y las drogas, tendrán alto absentismo en el trabajo o colegio y estarán comprometidos en otros comportamientos indicativos de una autorregulación pobre.