Yo soy lo que a cada instante decido ser y no el peón de un proyecto o de una ideología. Se me hace a mí que el ejercicio incesante de la libertad ha de obrar en el individuo efectos devastadores. La libertad, así entendida, es trabajosa, es agotadora, es un tumor; obliga a estar en guardia las veinticuatro horas del día y a soportar cantidades ingentes de soledad en medio de los otros. Sea como fuere, hay que estudiar mucho para ser libre y yo intuyo que ese filtro lo pasan pocos, porque no pueden, porque no saben, porque no quieren.