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Slavoj Zizek

El más sublime de los histéricos

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  • Luis Rojashas quotedlast month
    contenido particular, el Dios del odio y del furor destructor, el Dios loco; lo mismo que, en la proposición «el realista es un republicano», el «republicano» encarna al realista en general excluyendo todo su contenido particular (las diferentes especies del realismo).
  • Luis Rojashas quotedlast month
    el primer Dios («Dios es…») es el Dios positivo, el género que comprende todas las especies, todo su contenido particular, el Dios de la calma, de la reconciliación y del amor, el segundo Dios («… Dios») es el Dios negativo, el que excluye todos sus predicados, todas sus especificaciones, todo su conte
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    . En última instancia, la «dialéctica» es la ciencia de ese «cómo la necesidad nace de la contingencia»: la «unidad dialéctica del azar y de la necesidad» consiste sencillamente en que el surgimiento del S1, el gesto que hace nacer la necesidad, es en sí mismo radicalmente contingente:
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    «Lo posible devenido efectivo no es contingente sino necesario porque él mismo ha planteado sus propias condiciones»
  • Luis Rojashas quotedlast month
    Cuando, a partir de la serie de condiciones contingentes, algo se realiza, se produce un efecto retroactivo por el cual lo que tenemos es una necesidad teleológica, como si semejante desarrollo estuviera prescrito desde el comienzo: a partir del resultado, sus condiciones parecen postuladas por el resultado mismo.
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    «todo lo que es real es racional», sino como «no hay nada de lo real que no sea racional»;
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    «Lo necesario es la contingencia […] y no lo contingente y por ello el contenido determinado/particular no constituye el objeto de un interés teórico sustancial»
  • Luis Rojashas quotedlast month
    Esta paradoja de lo superfluo ineluctable, de un excedente necesario, articula el rasgo fundamental del orden simbólico: el lenguaje llega siempre como exceso, se agrega como un excedente, pero si uno sustrae ese sobrante, pierde lo que quería delimitar en el «estado desnudo», sin el elemento superfluo, vale decir, la «realidad en sí misma».
  • Luis Rojashas quotedlast month
    en la correspondencia de nuestro pensamiento (de la proposición, del concepto) con la cosa, con el objeto, sino en la correspondencia del objeto mismo con su concepto; a lo cual Heidegger respondió que esa inversión continuaba siendo prisionera del mismo marco metafísico de la verdad como correspondencia (Heidegger, 1950). Sin embargo, el carácter radicalmente no simétrico de la inversión hegeliana escapa a ese reproche heideggeriano: lo que Hegel nos presenta son tres elementos y no dos, pues reemplaza la relación dual, la del «conocimiento» entre el «pensamiento» y su «objeto», por el triángulo del pensamiento (subjetivo), el objeto y su concepto que no coincide en absoluto con el pensamiento. Podría decirse que el concepto es precisamente la forma del pensamiento, la forma en el sentido estrictamente dialéctico del «lado formal» en cuanto verdad del «contenido»: lo «impensado» de un pensamiento no es el excedente trascendente, el X no asible de su «contenido» objetal, sino su forma misma
  • Luis Rojashas quotedlast month
    Es por ello que en Hegel la verdad está siempre del lado de lo dicho y no del lado de lo que se «quería decir».
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