Puesto que solo puede darse un trauma amoroso cuando hay una madre que ya sufre un trauma y que puede ser a su vez víctima de la incapacidad de amar de sus padres, las constelaciones familiares deben contemplarse desde un punto de vista transgeneracional. Las madres traumatizadas no cuentan con las habilidades y recursos mentales imprescindibles como para poder ofrecer a sus hijos la atención y el cariño que estos necesitan, sobre todo en las etapas iniciales de su desarrollo. Así pues, en un trauma de amor confluyen los traumas de una o, a menudo, varias generaciones anteriores.
La característica fundamental de un trauma relacionado con el amor es la ausencia de autoestima. En lugar de esto, encontramos un exceso de autocrítica, de enjuiciamiento y de rechazo de uno mismo. La persona tiene la sensación de tener que ayudar siempre a los demás, de no tener derecho a disfrutar de nada, de no hacer nunca lo suficiente, de ser un mal hijo, una mala madre o un padre incompetente. Básicamente, los afectados por un «trauma amoroso» son incapaces de distinguir el amor de la violencia y el miedo, y de diferenciar entre ellos mismos y los demás.
Para los padres traumatizados puede ser sumamente doloroso, asimismo, darse cuenta de la incapacidad de amar a sus hijos. S