Llegó todo contento, el anuncio quemándole los labios: Ponte a chambear, estrenas en junio, me dijo. Ponte a chambear. Como si necesitara su aprobación, su coaching, sus buenas intenciones. Llevo chambeando desde los diecisiete años, le dije. Y nunca he necesitado que nadie me organice presentaciones. Se ofendió.