La Casa Del Alfabeto

«El miedo y la verdad están unidos, de la misma manera en que lo están la mentira y la arrogancia»

de manera que la cabeza de ella lo resguardara de las miradas de los demás.

era el único que no disponía de una cuerda sobre el cabecero de su cama para llamar a la enfermera de guardia

no se comporta como debería hacerlo un demente

enchufara el altavoz para que los violines y los timbales apaciguaran los corazones de los enfermos.

Al fin y al cabo, los hombres de la sección estaban en tratamiento.

fueron los únicos de la sala que habían estado despiertos aquella noche

seguía petrificado por la belleza grotesca del acontecimiento, hasta que no descubrieron el retrato del Führer no comprendió

nunca venía nadie. Estaban aislados y no se quería que se conociera ni su existencia ni, por supuesto, su estado

se veían guardias y patrullas de perros en movimiento a lo largo de la alambrada que rodeaba el complejo.

Todos tenían cargos de conciencia más que suficientes para olvidar la misericordia. Todos los que participaban en aquella guerra de locos.