La hora de la estrella

Como no tenía pañuelo para limpiarse el barro y la sangre, se secó el rostro con la falda mientras decía:

En el fondo ella no había pasado de ser una cajita de música medio desafinada.

Descubro con alegría que todavía no llegó la hora de estrella de cine en la que Macabea muera.

lla se abrazaba a sí misma con deseos de un gran abrazo. Ella se abrazaba a sí misma con deseos de una dulce nada. Era una maldita y no lo sabía

La vida es un puñetazo en el estómago.

hay momentos en los que la persona está necesitando de una pequeña muertecita sin ni siquiera saberlo.

entía en sí una esperanza tan violenta como jamás había sentido una desesperación tan grande.

entre mujeres el cariño es mucho más sutil.

como el dinero era prestado, ella razonó equivocadamente que no era de ella y que entonces podía gastarlo. Así, por primera vez en la vida

Y encontraba bueno estar triste