Es posible que los talleres fueran pequeños, pero estaban vinculados en una cadena de producción geográficamente difusa y muy capitalizada que se proveía y daba servicio a mercados lejanos. La historia local y la global evolucionaban juntas. Como expresa un estudio académico, los contratistas «se referían a sí mismos como “armeros” cuando eran únicamente contratistas, que dirigían una “manufactura” que en realidad era un almacén, que empleaban “obreros” que en realidad eran productores independientes, y que les pagaban “sueldos” que en realidad era negociar los precios»[129].