Queremos que seas feliz. Es todo lo que hemos querido siempre. ¿Esto es lo que te hará feliz?
Cath sostuvo su mirada, sintiendo los pinchazos de las garras de Cuervo sobre el hombro, el peso de los rubíes alrededor del escote, la comezón de las enaguas sobre los muslos.
–Qué diferente habría sido todo –dijo– si se te hubiera ocurrido preguntarme eso antes.
Apartó el brazo de su padre y se abrió paso entre ellos. No miró atrás.