vieron en medio a una terrible tormenta. Eran arrojados de un lado a otro a merced de la tormenta. Pero cuando la situación parecía perdida, vino Jesús caminando sobre el agua para librarlos. Las olas que conspiraron contra los discípulos estaban literalmente bajo los pies de Jesús. Jesús es más grande que nuestros problemas. Incluso cuando perdemos el control de las circunstancias, Jesús todavía está en el control. Él siempre viene a nosotros, a cualquier momento del día o de la noche. Él viene para calmar nuestros corazones y las circunstancias que nos amenazan. Jesús viene a llevarnos sanos y salvos a nuestro destino.