Carson organiza el texto de sus poemas con una estructura peculiar, que impide al lector adivinar la ubicación del siguiente verso. Las distancias en la página entre palabras y entre ideas y versos son sorprendentes. A veces se trata de una línea, otras, una disposición en columnas, los verbos colocados uno bajo otro. En otras ocasiones, como en la edición de Flota, se trata de una serie de cuadernos que agrupan tres o cuatro páginas, y que el lector debe desdoblar con cuidado para leer uno por uno, a veces conteniendo un tema en sí mismo y otras poniéndose en relación con el anterior o el posterior. También hay números romanos, como en un capítulo de una novela, que encabezan una sola frase o verso. La minuciosa y original edición de la obra de Carson sirve para formalizar ese abismo entre palabras del que tanto habló en Eros dulce y amargo.