¿No les ha pasado nunca eso de sentirse inexistentes?
¿Por qué enviamos cartas, mails, larguísimos audios de whatsapp? ¿Por qué insistimos en narrar la vida, nuestra vida, como si necesitáramos un testigo, una mirada, un espejo que pudiera devolvernos una versión de nuestra existencia más real, con mayor densidad, textura o peso?