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Rafael Chirbes

En la orilla

  • Adal Cortezhas quoted4 years ago
    soy aquello de lo que carezco, soy mis carencias, lo que no soy
  • Adal Cortezhas quoted4 years ago
    Los viejos ansiamos corregir, vivir de otra manera lo que erramos en la infancia, o durante la adolescencia, como si eso fuera posible
  • Adal Cortezhas quoted4 years ago
    Resulta desagradable verlos, encogidos sobre el manillar, sudorosos, jadeantes; estrechos muslos de pájaro enfundados en apretadas mallas de colores, culos blandos derramados sobre el sillín, o, descarnados, levantándose en punta un palmo por encima, como huesudas proas de ave
  • Adal Cortezhas quoted4 years ago
    Se te encoge el corazón cuando ves a alguno de estos viejos solitarios pedaleando con dificultad en alguna de las cuestas.
  • Adal Cortezhas quoted4 years ago
    La mayoría de estos atletas invernales son viejos esforzados de quienes uno piensa cuánto mejor harían en estarse sentados en el sillón de casa ante el televisor, haciendo recuento de sus existencias antes de que se apague la luz, preparándose para el gran encuentro, pero que deciden arriesgar sus vidas, al fin y al cabo ya perdidas, casi siempre tiradas; y las ajenas, muchas de las cuales son aún valiosas
  • Adal Cortezhas quoted4 years ago
    Encuentro algo repulsivo en ese afán de los viejos por mantenerse en forma corriendo de un sitio para otro
  • Adal Cortezhas quoted4 years ago
    El conocimiento convierte el trabajo en razonable, y a ti en un hombre que piensa, hombre es sólo el que piensa.
  • Adal Cortezhas quoted4 years ago
    El hombre no es nada que no sea la conciencia que tiene de sí mismo, se fabrica a sí mismo
  • Adal Cortezhas quoted4 years ago
    para querer un trabajo, tienes que conocerlo, saber para qué sirve, pero también qué es lo que tienes entre las manos, los materiales con los que trabajas, respetarlos –en sus cualidades y defectos–, y saber lo que cuesta obtenerlos: no somos artistas, sino artesanos
  • Adal Cortezhas quoted4 years ago
    Te lo digo siempre, ni el mal ni el bien vienen para quedarse, están con nosotros un rato, y luego se van, siguen su camino hacia otra parte, se ocupan de otra gente, de casas que no son la nuestra. La suerte es inestable
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