Catolicismo

Jesucristo es el Señor, lo que quiere decir que ni César ni ninguno de sus sucesores es Señor. Jesucristo, el Dios-hombre resucitado de entre los muertos, el que reunió a las tribus, purificó el Templo y combatió a los enemigos de la raza humana. A Él es a quien se debe total lealtad, y los cristianos son aquellos que se someten a su Señorío.

Cuando el cardenal volvió a casa, los reporteros le preguntaron qué pensaba en ese momento. Esto es lo que declaró:

sus amigos Pedro y Pablo pocos años antes, y declaraba que la auténtica victoria no tenía nada que ver con César, sino con alguien a quien César había matado y Dios había resucitado.

¿Se ve ahora lo subversivo de las palabras de Marcos? Escribía desde Roma, desde el vientre de la bestia, desde el corazón de un imperio cuyos líderes habían sacrificado a

Puede sonarnos, de nuevo, piadoso y anodino. Pero eran palabras guerreras, pues el vocablo griego que Marcos utiliza, euanggelion, que traducimos por «buena noticia», era una palabra típicamente usada para describir una victoria del imperio. Cuando el emperador ganaba una batalla o sofocaba una rebelión, enviaba evangelistas por delante con la buena noticia.

Esta es la primera línea del texto:

Había sido secretario, traductor y compañero de san Pedro, y hacia el año 70 compuso el primero de los que vendrían a llamarse “Evangelios”.

En las laderas de la colina Capitolina de Roma, en la segunda mitad del siglo I, vivía un cristiano llamado Marcos.

El mensaje revolucionario de Pablo era que el depositario de dicho vasallaje era el Mesías crucificado, el Señor, y no el César. ¡Por eso se entiende que Pablo pasara tanto tiempo en la cárcel!

ellos al Dios de Israel hasta Roma, y, desde Roma, a todo el mundo. En las cartas que escribió a las pequeñas comunidades fundadas por él, Pablo hablaba a menudo de Iesous Kyrios (Jesús el Señor). Esto podría sonarnos anodinamente «espiritual», pero en tiempos de Pablo eran palabras guerreras: