La tumba de Marie es blanca (como la mayoría: acá no hay mármol negro ni piedra gris) y está cubierta de tríadas de equis trazadas con lápiz, rouge, lapicera, delineador, tiza, ladrillo. La leyenda dice que, para pedirle un favor, hay que golpearle tres veces la puerta —o las paredes, lo importante es despertarla, saludarla—, después hay que caminar alrededor de la tumba, en círculo, tres veces y, finalmente, pedir el deseo mientras se marca la bóveda con tres cruces-equis. Los guías, los conservacionistas y hasta los manuales de vudú dicen que hacer inscripciones en la tumba no tiene sentido, además de que es bastante criminal dejar marcas en un sitio histórico. Las equis sirven para llamar al espíritu de un muerto, pero, dicen, no hace falta dibujarlas.