Las cavidades

Va a ser una cicatriz bonita

—Ni un cuerpo ni un orgasmo. Ninguna de las dos cosas. Imagínese. Sin cuerpo se puede vivir, se lo aseguro. Mi madre fue casi toda la vida una cabeza errante. Y mi abuela también lo fue, pero solo temporalmente.

Ser una cabeza flotante no la hace olvidar que no siempre vivió así. Aricia extraña tener un cuerpo. Extraña las sensaciones, incluso la del témpano creciendo en sus orgasmos hasta explotar como escarchita. Ojalá pudiera sentir el dolor común de las madres. Ojalá pudiera sentir algo común, algo que se extendiera por debajo de la cavidad sobre la que levitan sus ideas.

aquel entonces había que ofrecer un tributo para volver a estar limpia de la sangre y de la ignominia de crear vida con un cuerpo que, por breve tiempo, se creía dios. Lógico que a Dios no le gustara mucho esa idea, por lo cual imaginó, junto al parirás con dolor, el harás la cuarentena para ser purificada.

De igual forma, una cabeza errante podía ser capaz de producir leche hasta el infinito del mundo o hasta el fin de la realidad. Siempre y cuando la niña caníbal tuviera hambre y reclamara alimento, allí estarían, a su disposición,

La felicidad nunca llega entallada a la medida, se dijo Aricia la primera vez que ambos estuvieron desnudos uno frente al otro, hay que coserla a mano y dar puntadas en falso antes de lograr cualquier cosa.

Pero Aricia era solo una cabeza errante en el espacio de una cavidad llamada mundo y, de momento, era incapaz de sentir cualquier cosa que no fuera el escozor del vacío, justo en el borde donde finalizaba su cuerpo y aquel otro bor

Picaba más ese vacío entre cuello y cuerpo. Escocía. Quemaba. Daban ganas de rascarlo hasta quitarle la carne, pensó Aricia, y de inmediato se dio cuenta de lo estúpidas que resultaban sus ideas: cómo se va a rascar un vacío si el vacío es la nada.

menos no era la primera mujer de su familia que se convertía en una cabeza errante en el espacio.
Era solo una más. Una de tantas.

Es difícil sentirse parte de la casa. En realidad, es difícil sentirse parte de una realidad tan mundana.