MUERTA, SOPONCIO SE VEÍA CASI IGUAL que cuando estaba viva: las tortugas nacen con apariencia de ancianas, con expresión de infinito abatimiento. El golpe le partió el caparazón. Debió de sufrir otras lesiones y perder mucha sangre. Cuando Toña la encontró en la calle, no pudo hacer nada por salvarla. Al regreso del colegio, mi hermano supo la mala noticia. Palideció. El temblor de sus párpados indicaba su esfuerzo por contener las lágrimas. No lloró.